Chau número tres
Te dejo con tu vida,
tu trabajo, tu gente,
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza,
te dejo junto al mundo,
derrotando imposibles,
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrandote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta a rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas,
sin mis inmadureces,
sin mis veterania.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas, nunca creas
este falso abandono.
Estaé donde menos lo esperes
por ejemplo en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizontes sin horas,
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes,
de esos que vos miras
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar,
de tu sueño en la red...
esperando tus ojos
y mirándote
Mario Benedetti
tu trabajo, tu gente,
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza,
te dejo junto al mundo,
derrotando imposibles,
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrandote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta a rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas,
sin mis inmadureces,
sin mis veterania.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas, nunca creas
este falso abandono.
Estaé donde menos lo esperes
por ejemplo en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizontes sin horas,
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes,
de esos que vos miras
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar,
de tu sueño en la red...
esperando tus ojos
y mirándote
Mario Benedetti
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