La paz es un estado de ser

La paz es un estado de ser. Es estar en el presente en armonía y balance con todas las cosas.

La paz existe cuando hay equilibrio entre las dos polaridades. Cuando una situación se juzga como buena, o mala; acertada, o errónea; justa, o injusta no se está creando paz. Porque donde hay oposición, no hay paz. La paz es la comprensión de ambas partes, y en este estado no existe oposición a nada.

Si dices que eres pacífico, pero criticas a tu hermano, entonces no estás en paz. Si usas tu tiempo para pelear contra el sistema, para rebelarte por las injusticias del mundo, para competir y luchar contra lo que se presente, entonces no estás en paz.

La oposición se crea desde la ilusión de estar separado del otro y desde el miedo. Estos dos estados de ser crean una espiral descendente, que se recicla a sí misma, hasta que se toca fondo. Entonces el hombre se abre a la Presencia “Yo Soy” y permite que su luz brille, disolviendo toda oposición, con balance y amor. Cuando resuelves cancelar tu oposición y tu rechazo, es cuando realmente te rindes a la voluntad de tu Dios.

Dices que quieres paz, pero para tener paz hay que ser paz. La única forma de ser paz es permitiendo a otros que vivan sus experiencias, sin importar que tan tenebrosas puedan ser. Sabe que, si estás sumergido en tu paz, su oscuridad nunca podrá afectarte, porque desde la conciencia de paz lo único que se reconoce es la naturaleza verdadera de un hombre, o sea la presencia de la Luz y del amor de Cristo en él.

Si no apruebas el comportamiento de alguien, lo indicado es hacerte conciente de tu rechazo. Luego puedes escoger decirle que tú no estás de acuerdo con él, y mostrarle amorosamente una forma más armónica de actuar. Si procedes en esta forma, tu acción estará alineada con la paz, y creará paz. Pero si, ante la misma situación, sientes que la bilis te revuelve el plexo solar, y la furia y el descontento te queman dentro, si insistes ciegamente en imponer tu criterio, entonces tu acción no es una acción de paz, sino de oposición.

Dices que sentarte y no hacer nada tampoco sirve. Hay la posibilidad de que así sea, pero si te opones a lo que es, crearás más guerra. ¿Y entonces qué es lo correcto? Permanece en paz y tendrás paz. Imagina la paz, respira paz, sé paz y tendrás resultados de paz.

No justifiques tu oposición alegando que actúas para conseguir la paz. La paz del cielo no requiere batallas, ni justificación. Para traer el cielo a la Tierra solo debes rendirte a aquello que es tu verdadera naturaleza. La presencia “Yo soy”, dentro del espíritu, que no sabe de oposición, y solo conoce paz.

Comprende que el amor, la salud, la felicidad, la alegría y el éxtasis son el resultado de la paz interna. Mientras que la enfermedad, las carencias, las luchas, el dolor, el rechazo y la crítica son el resultado de la oposición. Si te opones a algo, porque crees que se cometió una injusticia contigo, ház la paz con esa injusticia.
En esa acción serás paz. Cuando ames aquello que se opone a ti, sin caer en reacciones de miedo, sino siempre con una respuesta de amor, tu mundo será transformado, y retornará a su verdadera naturaleza: la paz.

Si buscas la paz fuera, y solo encuentras oposición, ahí tienes una pista para saber que hay oposición dentro de ti. Porque el mundo externo refleja al mundo interno. Si estás en paz lo sabrás porque el mundo estará en paz contigo. No desestimes ni el menor gesto de paz, porque un momento de pura demostración de amor y de paz puede cambiar al mundo y crear milagros. Puede desintegrar las armas, y detener las balas en el aire, puede inclusive derretir el corazón más oscuro de los señores de la guerra. Paz y amor crean paz y amor.

Y, en el sueño de la paz, todos los problemas del mundo pueden ser solucionados.

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